Sermones
Por el
Rev. W.M. Branham
“...en los días de la voz...” Apoc.10:7

 Ahora, yo siempre me he referido a que la paloma es el símbolo de Dios, y el cuervo es el símbolo de un hipócrita. Un cuervo puede posarse sobre un cadáver y comer todo el día, y volar directamente al campo y comer trigo con la paloma. Pero la paloma puede comer trigo muy bien, pero no puede comer del cadáver. ¿Ven? No puede hacerlo, no puede digerirlo. Y yo me preguntaba: “¿Por qué no puede hacerlo? Ambos son aves, ambos son pájaros”. Pero ¿por qué? Es por la estructura de ellas.
W.M.B
Qué hermoso está tipificado aquí, Jesús siendo el Cordero y Dios siendo la Paloma. Y la paloma no hubiera reposado sobre un lobo, su naturaleza no es la correcta. No hubiera reposado sobre un perro, su naturaleza no es la correcta. Tenía que ser sobre un cordero, las dos naturalezas tenían que ser iguales. Y así es como debemos ser nosotros, nuestras naturalezas tienen que cambiar de pecador rugiente a la mansedumbre de un cordero.
W.M.B...
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. (En otras palabras: “En quien me place habitar”).
W.M.B
Escucha, oh Dios, mi oración,
Y no te escondas de mi súplica.
Está atento, y respóndeme;
Clamo en mi oración, y me conmuevo,
A causa de la voz del enemigo,
Por la opresión del impío;
Porque sobre mí echaron iniquidad,
Y con furor me persiguen.
Mi corazón está dolorido dentro de mí,
Y terrores de muerte sobre mí han caído.
Temor y temblor vinieron sobre mí,
Y terror me ha cubierto.
Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría.
Ciertamente huiría lejos;
Moraría en el desierto. Selah. (Selah significa “Amén”.)
Con mi voz clamé a Dios,
    A Dios clamé, y él me escuchará.
2 Al Señor busqué en el día de mi angustia;
Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo.
3 Me acordaba de Dios, y me conmovía;
Me quejaba, y desmayaba mi espíritu. Selah
4 No me dejabas pegar los ojos;
Estaba yo quebrantado, y no hablaba.
5 Consideraba los días desde el principio,
Los años de los siglos.
6 Me acordaba de mis cánticos de noche;
Meditaba en mi corazón,
Y mi espíritu inquiría:
7 ¿Desechará el Señor para siempre,
Y no volverá más a sernos propicio?
8 ¿Ha cesado para siempre su misericordia?
¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?
9 ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia?
¿Ha encerrado con ira sus piedades? Selah
10 Dije: Enfermedad mía es esta;
Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo.
11 Me acordaré de las obras de JAH;
Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.
12 Meditaré en todas tus obras,
Y hablaré de tus hechos.
13 Oh Dios, santo es tu camino;
¿Qué dios es grande como nuestro Dios?
14 Tú eres el Dios que hace maravillas;
Hiciste notorio en los pueblos tu poder.
15 Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
A los hijos de Jacob y de José. Selah
16 Te vieron las aguas, oh Dios;
Las aguas te vieron, y temieron;
Los abismos también se estremecieron.
17 Las nubes echaron inundaciones de aguas;
Tronaron los cielos,
Y discurrieron tus rayos.
18 La voz de tu trueno estaba en el torbellino;
Tus relámpagos alumbraron el mundo;
Se estremeció y tembló la tierra.
19 En el mar fue tu camino,
Y tus sendas en las muchas aguas;
Y tus pisadas no fueron conocidas.
20 Condujiste a tu pueblo como ovejas
Por mano de Moisés y de Aarón.